De todas las compras tontas que hice estando embarazada esta fue la más voluminosa: la cuna Sundvik de Ikea.
¡Ay, ingenua de mí! Yo, que no sabía nada sobre lactancia ni colecho, me planté en Ikea a comprar este muerto. Durante meses sirvió como «sitio en el que acumulo toda la ropa que tengo pendiente de colocar en el armario pero que al final la cojo de ahí arrugada y nunca llega a ver una percha».
Y así seguiría si no fuera por una ocurrencia que tuve. Tachán, tachán… ¡El camión de bomberos de J!
No tenía ni idea de coser así que fue el proyecto perfecto para aprender a usar la máquina. Solo utilicé fieltro y es muy sencillo trabajar con él. Lo más engorroso fue tomar medidas y hacer el diseño.
Todo está cosido salvo el lateral, que se quita y pone con velcros, las ruedas y la luz de emergencia.
En la parte superior puse algo de techo para que tuviera algo de sensación de «fuerte», pero sabría que J se agobiaría si estuviera totalmente tapado. Y en el lateral inferior utilicé tela acolchada para que no se diera con el borde en las rodillas.
Aunque fue un éxito y a J le encanta, siempre estoy pensando en otras posibilidades. Con algo de fieltro sería muy fácil covertirlo en casa, taller, mercado,… ¡Lo que se nos ocurra!